Puebla, Pue. 10 de octubre de 2008
LAS MUSAS
HUÉRFANAS
Bajo el cobijo de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y como parte de su
servicio social en la Escuela de Artes, se sigue presentando la obra las musas huérfanas de Michel Marc Bouchard, pero ahora en el
auditorio de San Roque. El elenco son: Raquel Díaz,
Aurora Varea, Nallely Macedo y Rubén Reyna, quienes dan vida a
esta obra ahora en su propuesta itinerante, que según anuncian espera más representaciones.
El ritmo
que ha tomado la obra no tiene comparación con su primera propuesta que resultó "demasiado colgada" con "poco ritmo", sin embargo en cuestión de creación
de personaje es un acierto que lograran mantener la misma intensidad en los personajes como el día del estreno. En lo que toca al maquillaje la propuesta recure a lo recargado,
preferiría que lo neutralizaran más, para generar más dramatismo. Destaca el manejo del espacio escénico, la composición armónica en la distribución de los personajes en la escena, sin duda gracias a la excelente dirección de María Pankova, reconocida actriz rusa y destacada maestra del colegio de arte dramático de la BUAP que esta a cargo de la dirección del montaje.
En el foro de San Roque, que la
puerta de acceso del público fuera la misma que la de los actores, se me hizo un tanto inapropiado ya que cada que llegaba público rompía con la atmósfera que estos lograban crear en ciertos momentos con sus interpretaciones.
La poca iluminación con que cuenta el auditorio viene bien y es suficiente para crear
ese ambiente de soledad y tedio, vital para el montaje.
La escenografía fue muchísimo más atinada que en su versión prístina y
más firme que la que hizo la especialista que contrataron para el estreno, lo
que confirma que el encanto de las obras no radica en los decorados si no en
los actores. Sin embargo la elección de esa puerta de bambú como símbolo onírico por el que los personajes acceden a su realidad escénica presentaba problemas estructurales que sobrepasaban al elenco, era evidente que no terminaban de acostumbrarse a la puerta, y ella terminó por fastidiarles en varios momentos. A decir del público esta obra emociona y hace
reflexionar, no es para menos con semejante texto del canadiense, que a mí por
lo pronto me deja con un gran dilema: ¿Será que el árbol se conoce por sus frutos?
Sí es así entonces estamos perdidos...
Familias divididas, mujeres que se vuelven
locas tratando de mantener un hogar inexistente, aferrándose al pasado y
amargándose en su presente. Huir tampoco
es una opción, ya que siempre están los recuerdos como verdugos y el tratar de
enterrarlos sólo los revive. Escribir un libro, hacer de la desgracia poesía parece
una idea coherente, pero el abandono espiritual en que han quedado los personajes no deja mucha
tinta e imaginación para la creación. ¿Tratar de ser feliz? sólo una mente
enferma podría concebirlo. Aquí un fruto ya se pudrió y corre el riesgo de
pudrir a toda la canasta. Los invito a que cuando tengan oportunidad no dejen de leer o mirar esta obra, que seguro algo les dejará.
Sí a tu ventana llega una paloma...
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