martes, 15 de julio de 2014

CRÍTICA DE TEATRO - SAZÓN DE MUJER


Puebla, Pue. 22 de junio de 2008

SAZÓN DE MUJER

Después de que varios de mis lectores de la semana pasada me regañaran por la paradoja de tener una columna llamada criticarte y donde supuestamente no se ejerce la crítica,  en esta ocasión me he propuesto ser  más estricto.

Antes de comenzar a degustar el platillo del día de hoy, quisiera resaltar el enorme esfuerzo que realizan la D.C. María Lilia Cedillo Ramírez vicerrectora de Extensión y Difusión de la Cultura y Sara Vega al promover incansablemente el teatro poblano organizando esta primera temporada de teatro en la Casa de las Bóvedas todos los martes a las 18:00 hrs. en Juan de Palafox y Mendoza 406.


Hoy le toca a: Sazón de Mujer.

No cabe duda que lo que caracteriza al sexo femenino es su sazón, sin  embargo hay de sabores a sabores y no todos resultan ser muy apetecibles. El que esta puesta en escena compartiera el premio de mejor obra y mejor actriz junto con la obra Hoteles de Puebla, deja mucho que decir sobre los estándares "críticos" de la XV muestra estatal de teatro poblano 2007. 

Sazón de Mujer de Víctor Hugo Rascón Banda, bajo la dirección de Isabel Cristina Flores es otro trabajo de teatro universitario emanado del Colegio de Arte Dramático de la BUAP. 
La historia es sencilla, es el drama particular que viven las mujeres del Norte del país; una maestra de pueblo, una menonita y una india tarahumara nos deleitan con los sabores y olores de su comida, que se entrelazan con sus humos de vida, hasta adentrarnos en un breve recorrido gastronómico donde terminamos saboreando su sazón de vida. 

Afortunadamente este drama lo he visto en más de tres ocasiones, y  reconozco el trabajo que merece ser aplaudido, como el de las actrices Norma Erica Sánchez y Elizabeth Cortés a quienes las he seguido en algunos de sus trabajos teatrales y en esta puesta en escena logran una verdadera encarnación del personaje.  

La primera propuesta que vi de Isabel Cristina admito que me conmovió hasta las lágrimas, ya que el personaje de Maria Müller -Norma Erica Sánchez- interpretó a una menonita que lo pierde todo y tiene que salir de su hermética comunidad a luchar contra el gobierno y los bancos por defender el patrimonio familiar logrando con su encarnación sensibilizarme mucho. 
Sin embargo y viéndolo a la distancia creo que fue más por mis recuerdos infantiles. Hoy día puedo decir que el trabajo de interpretación actoral con los personajes de  María Müller y Consuelo Armenta, al igual que unos destellos de Amanda Campos -esta última interpretada por Belém Ángel Valderrama- son muy dignos de verse. En cambio quien no tiene que desperdiciar su talento dentro de esta obra es Vania Sisaí con su personaje alegórico no tiene nada que ver ni con Chihuahua, ni con Rascón,  ni con México, aunque por ahí se diga que es un venado o una alegoría de la naturaleza. 

Dentro del montaje no hay conciencia ni reconocimiento de lo que significa el desierto en este país, esto se constata desde el lenguaje oral y corporal de las actrices y en la escenografía empleada para el montaje pues los elementos utilizados en los decorados remiten al espectador directamente al Sur y no al Norte. 

Más valía creo que este montaje  volviera a su primera propuesta, aquella en que Isabel Flores proponía una feria de comida en un pueblo de provincia. Donde los decorados eran campiranos y muy austeros. Donde lo más importante eran las mujeres en sí, sus historias, sus pasiones y sinsabores en la vida. Cuando manejamos signos y símbolos dentro del teatro debemos tener particular cuidado y  ser muy cauteloso en el empleo de los mismos, sobre todo debemos muy sintéticos, y con suma delicadeza hacer su adecuada inserción dentro de la propuesta escénica. El director tiene que se capaz de controlar todos los planos y lenguajes para que la lectura que haga el espectador sea la correcta  y corresponda con lo que se busca trasmitir. Bien dicen que al mejor cocinero se le va un jitomate entero…

En esta ocasión la catedrática del colegio de arte dramático de la UAP, Isabel Flores no acertó en su propuesta escénica hablando de la dirección en general, ya que su trabajo visualmente presenta serios problemas de iluminación, de acústica, de desenvolvimiento y ocupación del espacio escénico. Además de utilizar de manera inadecuada esas persianas de fibra vegetal nada más por salir del apuro y tapar el inamovible piano, siempre omnipotente en ese escenario.  

Estimado lector me despido, no sin antes invitarte a que asistas al teatro, ya veras que pese a todo es una experiencia que siempre resulta muy agradable. Hasta la próxima semana y ¡Bon appétit!       

Sazón de Mujer en Casa de las Bóvedas Puebla

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