martes, 15 de julio de 2014

CRÍTICA DE TEATRO - LA NOCHE DEL PASTEL

Puebla, Pue. 27 de septiembre 2008



LA NOCHE DEL PASTEL

Este pastel ya tiene tiempo en el horno... Los rumores de su encantador sabor habían llegado hasta mis oídos, sin embargo apenas el pasado viernes puede ver la puesta en escena "la noche del pastel" que es una creación colectiva a partir de lo que conocemos como comedia de arte. Los ingredientes de este panqué agridulce son: Karen Arcega, Denis Vázquez y Jonathan quienes conforman la compañía teatral te para tres, bajo la dirección de la maestra Thelma Itzel Ramírez Cuervo, catedrática del colegio de arte dramático de la UAP. La historia es amena y de fácil montaje para que bien se pueda presentar en cualquier foro, calle o teatro. Toda la trama depende de los actores y el delicioso pastel resulta ser sólo un pretexto para desencadenar una ola de comedia e interacción entre actores y público. 

A partir de cierto repertorio de frases, trucos y bromas los actores dan estructura a la trama de la obra, logrando dar vida a polichinela, el doctore, colombina y arlequín, quienes entrelazan sus historias de personajes "arquetipo" y sin pasarse de la raya actúan, gesticulan, parodian, divierten y se divierten entre ellos y con los espectadores.
  
El vestuario nos remonta a la Venecia de otra época, las mascaras están bien diseñadas y la escenografía aunque mínima, es sencilla y cumple perfectamente su función dentro de la obra.   

De la comedia del arte se dicen muchas cosas y casi todas son mitos. Que es un género que nació en Italia donde todo es improvisado, que era un teatro popular y demás cuestiones que los estudiosos del quehacer teatral están cuestionando día con día, basándose en los archivos más recónditos del planeta para darnos una respuesta exacta y así cultivarnos a los ignorantes en la materia.

Mientras tanto no seré yo el que dirá y sin embargo lo haré, la comedia del arte es un género teatral que atrofia la amargura, pone en marcha al niño que todos llevamos dentro y nos adentra en el mundo de sus personajes a los cuales queremos ver sublimados, castigados, golpeados, casados y todo lo que termine en "hados" por que eso es lo que son, inexorables y entrañables. Entre mis primeros acercamientos al teatro, hay un recuerdo que persiste, un día una compañía de actores llego a la plaza cívica de mi pueblo, dando el espectáculo más fantástico que pueda recordar, se trataba precisamente de una comparsa de errantes actores que trabajaban este genero, lloré mientras todos reían ante el fatal destino de un pobre payasito enamorado. 

No recuerdo más o tal vez sí, el caso es que siempre es grato cuando una obra de teatro o de arte revive en uno esos recuerdos pueriles ¿Qué quien es el culpable de liberar de la nada este fenómeno emocional? ¿Nuestra memoria emotiva? o ¿los actores? o ¿la obra de arte? Quizás todos o ninguno,  no lo puedo responder ahora, pero el destino con su buen tino me llevo a contemplar esta breve puesta en escena, en donde además participé.

No se olviden mis lectores y mis no lectores también de invitarme a ver sus obras de teatro. Invítenme, no tengan miedo de que los pueda criticar.

Los actores de la noche del pastel


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